Con el cierre del año, cerraré mi cuenta de facebook.
La escritura reclama para sí el tiempo y el esfuerzo que ahora empleo aquí.
Mantendré -por ahora- mi blog sobre salud, mi blog sobre literatura y mi correo electrónico, aunque dudo que sea por mucho tiempo.
Gracias por vuestra atención a quienes me hacéis llegar piropos y felicitaciones y también a los críticos e incluso a los insultones: seguro que todo ha resultado enriquecedor en este foro.
La escritura reclama para sí el tiempo y el esfuerzo que ahora empleo aquí.
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Con este breve texto me despedí de facebook a las 00:00
horas del 31 de diciembre.
Por si algunos seguidores de los debates que allá
mantenía tiene interés en mis argumentos, cito aquí una intervención mía en la
que hacía una síntesis de los más discutidos en estos últimos meses.
Habida cuenta del aumento del interés por mis intervenciones,
argumentos o planteamientos -un interés que no me merezco puesto que soy un
mero intermediario que difunde la información crítica, no manipulada por el
poder o al servicio de intereses de los de Arriba- se me ocurre resumir aquí
algunas cuestiones por las que constantemente se me interpela para evitar que
los visitantes de este foro se cansen leyendo una y otra vez las mismas
preguntas a las que obviamente voy a dar las mismas respuestas -mientras no se
presente nueva información que pueda yo analizar, contrastar y reflexionar- y
para evitarme yo mismo un tiempo que, la verdad, algunos se merecen bien poco.
Ruego pues encarecidamente que antes de plantearme -en
los múltiples hilos que aquí vamos abriendo- las mismas preguntas de siempre,
se consulte este pequeño resumen, que incluirá también enlaces para ampliar y
contextualizar. Ni que decir tiene que continuaré manteniendo mi disposición a
debatir todo aquello que se quiera debatir y que no esté respondido aquí,
siempre que no sean -como ya he advertido muchas veces- cuestiones privadas,
intentos de descalificación, injurias varias o excursiones a los cerros de
Úbeda, practicadas todas ellas con demasiada profusión por algunos de nuestros
visitantes y que se responden y descalifican por sí mismas.
SALUD Y SISTEMA SANITARIO
Quienes piden que justifiquemos que tal o cual terapia
natural entre a formar parte del Sistema Sanitario, lo hacen desde un enfoque
ya dado. Su defensa ciega del modelo médico moderno los sitúa en un
enfrentamiento entre medicina moderna y terapias naturales. Yo no contemplo las
cosas así, ni siquiera creo que lo más importante sea hablar de medicinas o
terapias. En primer lugar hay que hablar de salud y de cómo cultivar
nuestra capacidad para responsabilizarnos de ella y tomar nuestras propias
decisiones.
En este sentido, el análisis previo desborda el terreno
de lo científico-médico y entra en terreno cultural, social, político,
económico. Para conseguir el primer objetivo, es preciso conocer las
relaciones de poder que actúan en el campo de la salud y la enfermedad y
actuar para desmontarlas o al menos oponerse a ellas en lo posible.
A partir de ahí, podemos hablar de sistema de salud o
sistema sanitario, que en estos momentos se encuentra bajo la influencia o
el control de esos poderes: económico, político, académico, que condicionan su
concepción, su funcionamiento y el concepto de salud que se le traslada a la
mayoría.
Quien sea capaz de juzgarlo sin prejuicios, encontrará
que en mayor o menor medida, estos sistemas están fracasando a la hora de
ayudar a la gente. Y desde luego, un cambio de políticas sanitarias que de
verdad atendiera las necesidades de la gente debería comenzar por una
evaluación independiente de su funcionamiento para poner en evidencia los errores
a corregir.
Por mi parte, yo creo urgente y de extrema necesidad
cambiar ese enfoque. Es decir, parto de la idea de que los sistemas
sanitarios necesitan un cambio radical que debe empezar por el concepto de
salud. Ese principio debería ser el que determine los cambios que hagamos a
todos los niveles: de contenido, organizativos, de gestión... teniendo
como meta un sistema de salud público, holístico y autogestionado.
En estos momentos, los sistemas sanitarios y todo el
modelo médico dentro y fuera de él, parten de un enfoque de la salud que se
caracteriza por un reduccionismo mecanicista, una concepción estática de
la salud-enfermedad como cosas opuestas y en consecuencia una visión
belicista de combate a la enfermedad para conseguir la salud, en
particular a partir de la imposición sin pruebas de la Teoría Microbiana que
desplaza radicalmente la prevención de los hábitos de salud a las vacunaciones
masivas y el tratamiento de las enfermedades a la guerra química contra los
microbios, todo ello con gravísimas consecuencias a múltiples niveles.
Si cambiamos ese enfoque por uno dinámico en el que salud
y enfermedad son elementos de un mismo proceso de equilibrio y lo que llamamos
enfermedad la señal de procesos biológicos de reequilibrio de nuestro
ecosistema interno, y si además abrimos la mirada a todos los aspectos
implicados trascendiendo lo meramente fisiológico, es evidente que diseñaremos
nuestros sistemas sanitarios de otro modo: buscaremos aquellos procedimientos,
disciplinas, recursos, técnicas, terapias o medicinas que nos ayuden a
conseguir ese objetivo. Y entonces, cobrarán más importancia las ciencias de la
salud que se centran en los hábitos de vida saludables y las medicinas que
actúen a favor de la naturaleza, situando en un segundo plano, es decir, como
recursos alternativos, aquellas que actúen contra los procesos naturales y que
puedan ser útiles en determinadas circunstancias.
De este modo, teniendo claro el objetivo a conseguir,
será más factible ponerse a pensar en los medios para conseguirlos. No se
trata pues de decidir qué cosa debemos incluir en el actual sistema, sino qué
concepto de salud tenemos para saber qué cosas sirven a nuestro objetivo y
cuáles no, y con las que valen, construir un sistema radicalmente
distinto.
Que los estudios clínicos son una herramienta valiosa
sería absurdo negarlo; que son la única herramienta admisible no es que sea
absurdo o deshonesto, que también, sino que iría marcadamente en contra de los
objetivos propuestos.
No propongo, por tanto, desterrar los estudios clínicos
habituales, propongo gestionarlos de modo que se garantice su independencia y
situarlos en el lugar que le correspondan en función de su utilidad precisa y
limitada, y por tanto, sumándolos a otras herramientas que nos permitan
complementar nuestro conocimiento para poder valorar y tomar decisiones
adecuadas en función de nuestro objetivo que, como hemos dicho, no es reduccionista
sino global y por tanto debe proceder de una globalidad de
recursos derivados del conocimiento empírico, el razonamiento, la lógica,
el saber social acumulado, la filosofía, la capacidad de síntesis entre la
experiencia y lo racional, la memoria, la intuición... todo ello con la
participación de todos los implicados y complementado con las medidas
necesarias para contrarrestar la influencia y el control que actualmente
ejercen los poderes políticos, económico y académicos.
TEORÍA MICROBIANA/ VACUNAS
Comencé a buscar información sobre este tema a partir del
nacimiento de mi hija -que ahora tiene 24 años. En ese tiempo he leído,
intercambiado experiencias con padres críticos, entrevistado a especialistas y
analizado numerosas fuentes, en particular durante los trabajos preparatorios
del libro escrito a medias con el Dr. Enric Costa. En este momento, mi posición
al respecto es la siguiente:
-- Las vacunas no tienen sentido bio-lógico, es
decir, no se corresponden con la lógica de los procesos vitales.
-- Las vacunas no tienen base teórica, puesto que no
existe una teoría que explique de tal modo el origen de las enfermedades que
las vacunas puedan cumplir un papel preventivo.
-- Como consecuencia de ello, podemos afirmar que las
vacunas no han erradicado enfermedades ni pueden proteger contra
ellas.
-- Más bien sucede lo contrario: son peligrosas para
la salud y la vida y responsables con toda probabilidad de una multitud de
nuevas enfermedades graves, crónicas y degenerativas.
-- Las vacunas se mantienen gracias al enorme poder
de sus fabricantes y el abandono de nuestra salud en manos ajenas y no por
motivos científico-médicos.
No todos los argumentos son ni pueden ser estudios
clínicos como algunos pretenden. Hablamos de un tema complejo que exige
argumentos complejos y pluridisciplinares: argumentos históricos, argumentos
lógicos, argumentos epistemológicos, datos estadísticos, conocimientos de
biología, de genética, de fisiología, de neurología, de bioquímica, de
medicina... En nuestro libro...
... explicamos que las vacunas no tienen sentido
bio-lógico explicando los entresijos de la vida desde el nuevo paradigma que se
abre paso en biología y que explica de otro modo nuestra relación con los
microbios o las mal llamadas funciones inmunitarias o las mal llamadas
enfermedades;
... explicamos que las vacunas no tienen base teórica
argumentando que la teoría microbiana es incorrecta;
... explicamos que las vacunas no pueden ser sino
perjudiciales porque su lógica de funcionamiento no se corresponde con la
lógica de la vida, de los procesos vitales, de los procesos de reequilibrio que
tienen lugar en el medio interno y que pueden explicarse desde un enfoque
microecológico;
... y explicamos que a pesar de todo ello, las vacunas se
mantienen por razones de poder, y argumentamos esta conclusión mediante
análisis sociológicos, históricos, filosóficos, económicos, cifras, datos,
investigación periodística, análisis crítico, reflexión rigurosa, independencia
de todo interés que no sea el interés por ayudar a la gente.
Hasta el momento, ninguno de los visitantes que han
afirmado que la Teoría Microbiana es correcta ha sido capaz de aportar las
pruebas que les he solicitado.
Para una exposición completa del análisis crítico llevado
a cabo por el Dr. Costa y por mí, ver Vacunas: una reflexión crítica (referencia
completa más abajo). Presentaciones del libro (videos).
MONTAJE SIDA
Comencé a investigar este tema en 1994. Desde el
principio tuve claro que el "SIDA" es un dispositivo de poder y
que por tanto no puede comprenderse en toda su complejidad si lo analizamos
desde el ángulo científico-médico.
El Montaje SIDA -como algunos hemos decidido llamarlo a
partir del conocimiento que hemos adquirido sobre el tema durante muchos años-
es muy complejo, y abarca muchos terrenos en los que están implicadas muchas
disciplinas: los aspectos científico-médicos son sin duda relevantes, pero
muchos no los consideramos los más importantes y decisivos; hay otros elementos
que apuntan a aspectos sociales, políticos, económicos, morales, religiosos,
filosóficos, mediáticos, legales, laborales, emocionales... sin los cuales no
es posible entender ese montaje y, desde luego, nadie puede reunir ese cúmulo
de conocimientos y experiencias por sí solo, de modo que la mayoría hemos
dedicado mucho tiempo y esfuerzo a aprender, a analizar críticamente, a
reflexionar y compartir.
En mi caso, llevo implicado en este tema desde 1994,
sobre todo como activista y periodista, y desde entonces he leído cientos de
artículos científicos, una multitud de material periodístico, legal e
informativo, he asistido a cursos y entrevistado a médicos, inmunólogos,
biólogos, microbiólogos, genetistas, abogados, periodistas, afectados,
activistas... todo ello me ha llevado a la posición en la que estoy, una
posición que se sostiene en la valoración crítica y honesta de todo ese
material y que puede cambiar si se me aportan otros materiales, otras
evidencias, otras pruebas, otros argumentos... cosa que por ahora no ha
ocurrido.
Sintetizo a continuación los elementos más importantes
que los críticos del Montaje SIDA hemos ido elaborando en el terreno
científico-médico (que, como digo, no es el único ni el más trascendente):
1. El “SIDA” no es una nueva enfermedad infecto-contagiosa.
2. El “VIH” no ha sido aislado, fotografiado,
caracterizado ni secuenciado.
3. No se ha establecido el mecanismo mediante el que el
“VIH” destruye los Linfocitos T4 ni cómo esto produce inmunodeficiencia.
4. Los tests no cumplen los mínimos requisitos para ser
fiables.
5. Los “recuentos de defensas” no tienen significado
biológico o clínico.
6. Las “mediciones de carga viral de VIH” son un
artefacto tecnológico sin reflejo real.
7. Los “tratamientos antivirales” son tóxicos causantes
de malformaciones, graves problemas de salud y muertes.
8. Las previsiones epidemiológicas han resultado
fallidas.
Por el momento ningún visitante que haya afirmado confiar
en la versión oficial del SIDA ha sido capaz de aportar pruebas de ninguna de
las afirmaciones oficiales. Cosa que por otro lado viene sucediendo cada
vez que los críticos las solicitan, incluso cuando un Premio Nobel de Química
las solicitó al propio Dr. Monganier. Tan solo un visitante contestó a algunos
argumentos parciales míos sobre el supuesto aislamiento del VIH, contestación
que tuvo su correspondiente respuesta pormenorizada y que aún permanece sin
réplica.
Para una exposición más completa de todos los aspectos
implicados en el Montaje SIDA, referencias, bibliografía, enlaces, entrevistas
y descripción de numerosas acciones de reivindicación llevadas a cabo, ver La
Sanidad contra la Salud (referencia completa más abajo).
MEDICINA CONVENCIONAL Y LAS OTRAS MEDICINAS
-- Denomino a la medicina que domina la mayoría de los
sistemas sanitarios actuales “medicina moderna occidental”. A veces
complemento con una serie de calificativos —cuya justificación sería muy largo
de detallar aquí: “reduccionista”, “mecanicista”, “industrializada”,
“belicista”...
-- Denomino “medicinas tradicionales” o
“ciencias de salud tradicionales” exclusivamente a las que se inscriben dentro
de una tradición, en el sentido estricto del término, como la medicina china,
la ayurvédica y otras similares.
-- Al resto de las medicinas, terapias, técnicas,
disciplinas... las denomino por su nombre propio: homeopatía, naturopatía,
terapia craneo-sacral...
-- Utilizo las denominaciones genéricas “medicinas
naturales” o “terapias naturales” para referirme a cualquier medicina o
terapia —independientemente de su antigüedad, origen, metodología específica—
que cumpla la condición de actuar a favor de la naturaleza, es decir, de
favorecer los procesos naturales, por contraposición a medicinas o técnicas que
actúan en contra de la naturaleza, es decir, bloqueando, reduciendo o
estorbando los procesos naturales. Conste a modo de aclaración que esta
división no implica un criterio absoluto de elección ante situaciones concretas.
-- Entiendo que una cosa “funciona” cuando cumple
con el objetivo para el que se concibió. Obviamente, cada cosa debe ser
juzgada en función de ese objetivo y no de los objetivos de otra cosa, menos
aún si es cualitativamente distinta o peor aún, opuesta.
HOMEOPATÍA
Otro tema que obsesiona especialmente a los ultras de la
medicina moderna es el de la Homeopatía. El argumentario que repiten una y otra
vez incluye atribuir las curaciones al efecto placebo, acusaciones de vender
agua con azúcar puesto que en los preparados homeopáticos no hay materia alguna
y, ya los más duros, entran directos al insulto y la descalificación acusando a
quienes la practican de estafadores.
Invariablemente, estas acusaciones se hacen apoyándose en
el Método Científico que, para muchos, en particular para los fanáticos
cientificistas que pretenden que el mundo empieza y acaba en lo meramente
material y cuantificable, es la única herramienta válida para conocer,
analizar, valorar o juzgar, y por tanto, el único modo de establecer lo que
“funciona” y lo que “no funciona”, frontera esta que según ellos delimita lo
que es “medicina” y lo que no lo es.
Es lógico pensar que una herramienta concebida para
actuar en un estrecho ámbito no puede utilizarse para conocer, valorar o medir
cosas pertenecientes a otros ámbitos. Quienes se empeñen en hacerlo están
condenados a falsear los resultados y si lo hacen a sabiendas simplemente
estarán mintiendo y manipulando. A pesar de esto, hay quien da un paso más y
afirma que todo aquello que su herramienta no puede conocer no existe, un
ejercicio de totalitarismo intelectual, absurdo racional, mediocridad
científica y deshonestidad manifiesta.
Ahora bien, aunque ciertas medicinas, ciencias de la
salud y terapias tradicionales precisamente por su carácter holístico, no
puedan ser medidas o valoradas mediante una herramienta que se limita un
estrecho campo de acción, el método científico puede al menos abordar una
parte de su funcionamiento y responder a las preguntas que en el terreno
puramente material o fisiológico se planteen.
Aunque la homeopatía no es una medicina tradicional sí
que comparte con ellas un enfoque holístico de la salud, y es por
ello un ejemplo de lo que venimos explicando. El método científico —a menos que
evolucione y se abra a territorios que ahora no aceptan la mayoría de los
científicos— no puede estudiarla en su totalidad, pero puede responder a las
descalificaciones usuales de sus críticos, en particular a la que considera que
en los remedios homeopáticos no hay materia y por tanto sus efectos se deben al
efecto placebo.
CIENCIA Y MÉTODO CIENTÍFICO
No cabe duda que la ciencia ocupa un lugar relevante en
el mundo moderno: gran parte de lo que los habitantes de las zonas
privilegiadas de ese mundo considera valioso se apoya en la ciencia. La ciencia
ha permitido un enorme progreso material especialmente en lo referido a todo
aquello que tenga utilidad práctica.
Al mismo tiempo, una inmensa mayoría de la población, que
no conoce en profundidad las diversas ramas de la ciencia, no solo acepta sin
rechistar ese lugar de privilegio para una disciplina que ignora, sino que
precisamente esa ignorancia hace que depositen en ella una fe ciega facilitando
así que el lenguaje científico se haya convertido en una especie de
metalenguaje que funciona como un legitimador de la verdad, y ello a pesar de
que ni desde fuera ni desde dentro de la propia ciencia se considera que esta
pueda servir para establecer verdades.
Pero lo más grave es que esa función de legitimación
es utilizada por grupos privilegiados a diferentes niveles dentro de las
complejas relaciones de poder que caracterizan nuestras sociedades con la
finalidad de imponer su discurso, sus intereses y su visión del mundo, y en
definitiva para ejercer el poder y mantenerse en sus posiciones de privilegio.
Creo que para un movimiento socio-político como Podemos,
que aspira a la justicia social, a promover los cambios necesarios para
conseguirla, a despertar de alguna forma a esa enorme cantidad de gente que en
estos momentos padece una indolencia brutal que paraliza las transformaciones y
los anhelos de justicia, para una fuerza así, el análisis crítico de las
relaciones de poder, de su utilización del lenguaje y las herramientas de la
ciencia y de su capacidad de manipulación y control de instituciones y grupos
sociales en terrenos tan sensibles como el de la salud, la protección del medio
o la educación, es una obligación ética irrenunciable.
Desde ese punto de vista creo que debería ser bienvenido
cualquier debate destinado a favorecer ese análisis crítico libre de
prejuicios, ideas preconcebidas, actitudes de rechazo o ceguera intelectual y
especialmente de planteamientos y enfoques que favorece directa o
indirectamente, consciente o inconscientemente el dominio de esos grupos
privilegiados.
Mi respeto por la ciencia incluye como complemento
obligado el combate a los científicistas que en mis artículos y libros he
denominado "fundamentalistas científicos" y otros denominan
"pseudoescépticos", y que con tanto fervor acuden a este foro no
siempre con sanas intenciones aunque casi siempre con tal grado de torpeza y
zafiedad que casi no hay que esforzarse para ponerlos en su sitio ya que ellos
mismos se encargan de ponerse constantemente en ridículo dejando al descubierto
la mala fe de la mayoría de sus intervenciones, la enorme frustración que
acumulan (quizá porque no consiguen rentabilizar sus ataques) y lo más
importante la falta total de argumentos y evidencias que respalden sus
furibundos intentos de censura inquisitorial propia de momentos históricos que
todos quisiéramos olvidar.
En el caso particular de este foro, parece evidente que
una parte de sus visitantes se encuadran en este grupo, bien de modo formal y
autodeclarado, bien porque sus actitudes, su argumentario y sus tácticas
reproducen habitualmente las señas de identidad de estos grupúsculos: defensa
explícita o soterrada o inconsciente de los intereses del Poder... exigen pruebas
pero no las presentan, si se les aporta evidencias atacan a quien las aporta o
al medio en el que se publican, si se les arrincona poniéndolos en evidencia
declaran sin la menor vergüenza que quienes les pedimos pruebas no somos
capaces de entenderlas y eso los dispensa, y, como aderezo habitual y en
generosas cantidades: intentos de descalificación, ataques personales,
difamación, injurias de todo tipo -especialmente las que aluden a un supuesto
interés económico-, complejo de superioridad, agresividad, criminalización del
diferente, desprecio por el crítico y defensa de lo establecido, mesianismo,
discurso paranoide, fanatismo, etnocentrismo científico y fascismo subyacente.
Más información sobre fundamentalismo científico:
Contra los extremistas científicos (Salud y Poder).
Fundamentalistas científicos contra el pensamiento crítico (Discovery DSalud).
Fundamentalismo científico como pseudociencia (una
reflexión del Biólogo y científico titular del CSIC Emilio Cervantes).
[BREVE ACLARACIÓN SOBRE CONFLICTOS DE INTERESES]
Mi interés fundamental en el terreno de la salud es la
búsqueda de la verdad y el conocimiento para compartirlo y ayudar a que todos
podamos cultivar nuestra propia salud sin depender de otros, especialmente si
esos otros forman parte de herramientas de dominación al servicio de los de
Arriba. Toda otra cuestión que pueda entrar en conflicto con esta queda
automáticamente fuera de consideración. No soy médico, ni terapeuta, ni
curandero, ni pretendo serlo. Me gano y me he ganado siempre el pan con el
sudor de mi frente, en los últimos treinta años como maestro, y la inmensa
mayoría del trabajo que hago en este terreno es voluntario.
Llevo años dando
charlas, conferencias, talleres, cursos y presentaciones de libros; solo
recuerdo haber cobrado por ello durante mi participación en unas jornadas
organizadas por la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla ocasión en
que se me abonó el estipendio habitual estipulado por la universidad. Mis
colaboraciones remuneradas en varias revistas divulgativas son absolutamente
incondicionales: esto quiere decir que jamás he recibido pago, privilegio o
ventaja alguna por escribir algo que no fuera aquello que en conciencia
decidiera escribir como fruto de mi trabajo de investigación que me esfuerzo
porque sea lo más riguroso y honesto posible.
-- El rapto de Higea. Mecanismos de poder en el
terreno de la salud y la enfermedad. Barcelona, Virus, 2009.
-- Il potere occulto dell'industria della sanitá. La
veritá sui meccanismi di controllo delle case farmaceutiche. Cesena,
Macroedizioni, 2013.
-- La sanidad contra la salud. Una mirada global
para la autogestión. Madrid, iediciones, 2015.
-- Vacunas: una revisión crítica a partir de la
historia de la medicina y los últimos descubrimientos de la biología (co-autor:
Dr. Enric Costa). Madrid, iediciones, 2016.
-- Vacunes: una reflexió cfritica a partir de la
història de la Medicina i dels darrers descobriments en Biologia (co-autor:
Dr. Enric Costa). Barcelona, Llibres de l'Index, 2016.